San Vicente |

El Municipio de San Vicente secuestró sus motos y luego se las robaron

En tres de los casos, les sacaron los vehículos en la laguna y a las pocas horas se produjo el robo en la terminal, pero a ellos recién les avisaron diez días después. A dos les llegaron a cobrar multas de 8 mil pesos. Hay sospechas por complicidades internas. Las víctimas iniciarán acciones civiles para ser resarcidas.

Wendy Cánepa, vecina de Longchamps de 28 años, usaba su moto para ir a su trabajo en Adrogué y para pasear los fines de semana. Nicolás Pisman, de 27, la aprovechaba para visitar a su abuela y también para hacer recados en su empleo. Joan Montaño, de 21, se la había comprado hace tres meses, después de un largo tiempo de ahorro.

A todos ellos, el Municipio de San Vicente les secuestró sus motos por cometer infracciones leves entre el sábado 4 y el domingo 5 de enero de este año en la zona de la laguna. Y más de diez días después, cuando les permitieron ir a buscarlas, les dieron una noticia inesperada: habían sido robadas del depósito en el que, se suponía, estaban en custodia. Dos de ellos, además, llegaron a pagar las multas por las infracciones y recién después les informaron de los robos.

Los tres casos presentan varias coincidencias. A los tres les secuestraron las motos por faltas consideradas leves, son jóvenes y no viven en San Vicente. Y sus vehículos tenían un valor económico superior a los 100 mil pesos. Más ejemplos como estos saldrían a la luz en los próximos días.

Según pudo saber El Diario Sur, los robos de las motos de los tres jóvenes se produjeron el 6 de enero a la madrugada, del depósito de la terminal de ómnibus de San Vicente. Fue apenas cuatro días después de otro hecho escandaloso: el robo de 16 motos del Polideportivo Padre Mugica de Alejandro Korn el mismo día que el Municipio las trasladó hacia ese lugar.

En los días siguientes al robo, personal municipal hizo la denuncia en la comisaría primera sobre el robo en la terminal. Pero el área de Tránsito, que depende de la secretaría de Protección Ciudadana de Gustavo Dorrego, nunca cruzó los datos de las motos robadas con los de las infracciones ni se preocupó por avisar a los dueños de las motos.

A Wendy Cánepa le hicieron la multa por no tener ni casco ni espejos el 5 de enero, cuando había ido con su novio a pasear a la laguna. Trató de disctutir, pero enseguida se vio rodeada de policías. “Amenazaron con detenerme y armarme una causa. Uno me dijo negra”, cuenta. Después pasó varios días entre visitas y llamados al Juzgado de Faltas, hasta que el 16 de enero le confirmaron que ya estaba habilitada para pagar la infracción. Un día después pagó en el Municipio 8 mil pesos de multa. Y cuando quiso retirar la moto –una Honda CG valuada en 100 mil pesos-, le dieron la noticia de que había sido robada. “Recién nos avisaron de Tránsito”, le explicaron en el Juzgado de Faltas.

A Joan Montaño los inspectores de Tránsito le retuvieron su Honda CVX de casi 200 mil pesos por falta de casco y por usar el escape libre. Fue el domingo 6 de enero. “Una semana y media después me dijeron que ya podía pagar la multa. Pagué los 8 mil pesos y me mandaron al playón a fijarme si estaba. Pero no: me la habían robado”, relata el joven, que es empleado en una casa de comidas de Burzaco.

Nicolás Pisman viajó desde capital a San Vicente con el registro vencido por 20 días. “Fui a visitar a mi abuela que estaba enferma, pero me la secuestraron igual”, recuerda ahora. Su Yamaha SZ150 está valuada en más de 100 mil pesos.

Los tres casos levantan sospechas sobre una política del área de Seguridad del intendente Nicolás Mantegazza orientada a secuestrar vehículos cuando sus dueños cometen infracciones leves. Lo llamativo es que esa directiva continuó incluso días después del robo de 16 motos en el Mugica y de los incendios en el depósito de la terminal. Es decir que el área de Tránsito siguió secuestrando vehículos –sobre todo los de un valor de mercado alto- aun cuando era evidente que tenían dificultades para garantizar la seguridad.

A 20 días de los robos de motos al Municipio, solo hubo un detenido. Se trataría de un “perejil” que aprovechó el boquete en el galpón del Mugica para llevarse una moto. La mayoría de las sospechas apuntan a complicidades internas en la municipalidad que podrían haber brindado datos a los delincuentes para concretar los hechos.

 

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