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Peligro en la Ruta 58 por el "after office" para los obreros de los countries

Venden cerveza y los conductores luego salen a manejar a la ruta alcoholizados. Además, los autos quedan estacionados al lado de la calzada, lo que aumenta el riesgo de accidentes graves.

Cada viernes por la tarde, el “after office” de los obreros de los countries del corredor verde de Canning se vuelve un peligro para el tránsito en la Ruta 58: las juntadas en la banquina que incluyen la venta de alcohol representan un riesgo y los vecinos están en alerta.

El punto neurálgico de estos encuentros es el cruce de la Ruta 58 con la calle El Deslinde / Cáceres; allí está el límite entre los distritos de Presidente Perón, Esteban Echeverría, San Vicente y Ezeiza. A la vera de la mano que va en sentido a Canning, cada viernes desde las 15 horas, llegan vendedores con parrillas y conservadoras. Ofrecen cervezas, gaseosas, cigarrillos, sánguches de vacío y choripanes, entre otros productos. Los clientes son los trabajadores que salen de los barrios, que estacionan con sus vehículos pegaditos a la calzada y celebran el comienzo del fin de semana con comida, bebida y algo de música.

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Los autos quedan pegados a la ruta: un peligro.

Los autos quedan pegados a la ruta: un peligro.

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El conflicto surge porque automovilistas que transitan por la ruta y vecinos de barrios cercanos como La Magdalena o La Alameda ven en estas juntadas varias situaciones de peligro. Por un lado, señalan que muchos de los conductores salen luego alcoholizados a la ruta, en muchos casos en motos o en camionetas en las que transportan a más personas. Por otra parte, los autos quedan parados demasiado cerca de la calzada, lo que reduce la visibilidad para quienes doblan y también aumenta el riesgo de que se produzca un accidente grave.

El Diario Sur recorrió la zona del “after office” este viernes. Desde las 17, con solcito y temperatura agradable, se agolpaban más de 20 autos en el cruce de la Ruta 58 con El Deslinde, además de varias motos. Había varios vendedores de cerveza con heladeritas de playa y dos parrillas. La lata de Budweiser costaba 3.000 pesos. Esa situación se repite todos los viernes.

“La acumulación de gente en esa zona es un peligro. Entorpece el tránsito y puede haber un accidente en cualquier momento. Después salen tomados a manejar y es otro peligro”, señaló ante El Diario Sur un vecino de La Magdalena.

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