El artista oriundo de Temperley Juan Manuel López Cano se presentó esta semana con su nuevo disco, "El Camino del Medio", en el Teatro de las Nobles Bestias, en su ciudad, luego de haber estado recorriendo durante dos años Europa, donde estuvo transitando por distintos puntos hasta asentarte en Cataluña, tierra que lo cobijó y que le brindó las herramientas para el flamante disco.
Se trató de un retorno a sus pagos luego de una experiencia intensa en el Viejo Continente, que valoró como "muy positiva". "Las sensaciones del proyecto son muy intensas. En principio por la hermosa banda que se armó. La verdad que cuando grabé el disco en Cataluña ni pensaba construir una banda para tocarlo", señaló, en referencia a su repertorio, primero como solista, y luego con colegas que le allanaron el camino para lograr el objetivo. "Es muy grato escuchar y ver todo después, con los arreglos incluidos, sin haberlo planeado", señaló en diálogo con El Diario Sur.
¿Quiénes lo acompañan? Manuel San Agustín, de Banfield, en la percusión; Lautaro Dávila y Ramiro Raffo, de Temperley, en flautas y coros, y guitarra, respectivamente; y Juan Francisco Rosés (piano) y Florencia Espínola (coros), de Adrogué.
Por lo pronto, recalcó la importancia a nivel personal de, tras largos meses de trabajo, y sin un rumbo fijo, poder actuar donde nació. "Me encanta que este disco, que se grabó en España, ahora esté siendo presentado en un teatro de mi barrio, a un par de cuadras de mi casa, tocado por amigos de zona sur", consideró, emocionado. Y remarcó: "Es un disco que, de alguna manera, una dos puntos de un hilo. Hay una en Barcelona y otra en Temperley. De ahí un poco el nombre y el concepto también".
¿Cuál es el estilo musical expuesto por el artista de 29 años en el disco? "Es una fusión entre la canción rioplatense, el folklore latinoamericano y la música medicinal, que es un tipo de música que suele tocarse en contextos ceremoniales, meditaciones, trabajos con plantas tipo la ayahuasca y todo ese mundo", resaltó.
Atravesó el océano
Es justamente el camino del medio, ese que lo hizo atravesar el océano Atlántico con su música, que apenas daba sus primeros acordes, cuando optó por irse para probar estilos en Europa. "De los mejores regalos que me trajo el volver es reapreciar la zona sur. Volverla a conocer con ojos nuevos, descubrir espacios que antes no estaban, conocer nuevas personas que antes no conocía", comentó.
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Y siguió: "Creo que al irse afuera uno ve su tierra natal con otros ojos, aprecia cosas que antes no. Y volver y reencontrarme con todo eso que de alguna manera añoré, es muy hermoso".
En cuanto a su mirada como artista, que se fue confeccionando con el correr del tiempo, comentó que se considera "muy de todos lados, muy trotamundos". "La verdad que no me siendo identificado con el concepto de nacionalidad. Pero creo que al irme fuera de Argentina tanto tiempo, me di cuenta de la argentinidad que llevo en la sangre, y cómo eso tira para volver, como si las raíces de la tierra donde uno nace te llamaran y te arrastraran a regresar", afirmó.
Sobre su experiencia en el Viejo Continente, especialmente en Cataluña, sentenció: "Me siento muy bien, muy agradecido de todo lo vivido y aprendido allá. Es un lugar precioso, una tierra muy mágica llena de historias y misterios, y con un montón de rincones lindos. Una naturaleza de mar y montaña imponente y bellísima. Me siento agradecido de haber pasado todo ese tiempo allá, y feliz de traer todo lo cosechado por esos lados a estos lados, en forma de canciones, poesías, historias y vivencias".
Expectativas como músico
En torno a esas vivencias, las ligó directamente con su intención de ser músico, dado que, cuando decidió el viaje, apenas habían pasado pocos meses desde que eligió dedicarse a eso con todas sus energías. "Vengo de casi una década de dedicarme a tocar el piano, y esto de querer salir al mundo a cantar mis canciones con la guitarra, y querer vivir de eso y para eso, es una decisión que se puso firme hace 2 o 3 años nomás", puntualizó. Y rememoró: "Cuando me fui a Cataluña no había pasado ni un año de haber elegido ese camino. Me fui para allá con el disco casero que había grabado en mi casa en Lomas, con la misión de compartir mis canciones por allá".
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Y pasó el tiempo y el resultado lo convenció. "Creo que lo sucedido en este viaje es que me pulió más todavía. Me dio más claridad en cuestiones de definir qué quiero y qué no quiero. Y volví con un disco nuevo bajo el brazo que intenta reflejar eso". "La realidad es que hace 5 años ni me imaginaba que iba a grabar un disco en Cataluña y que lo iba a presentar en un teatro hermoso en Temperley con una banda espectacular, y hoy estamos acá", sentenció.
Trayectoria en la región
¿Qué pasó en el medio, como expone su disco? "Creo que salir de casa a conocer nuevas culturas es súper enriquecedor y expansivo. Sobre todo si tenés la suerte de encontrar el mundo artístico y cultural del lugar. Yo tuve la suerte de conocer infinidad de músicos, de distintos caminos y tipos. Sentir de cerca el flamenco, la raíz de la música ibérica, el pandero cuadrado, la danza, las jotas, la poesía que allí habita, es algo muy hermoso, porque es la música de raíz", analizó. Y se extendió: "Es una música que refleja el cotidiano vivir de un pueblo, un sentido de identidad, un código. Dar con eso es conocer a la gente".
De todo eso se nutrió para que aquel músico incipiente, que empezó con algunos acordes en plazas, que se dedicó a la docencia en la música, como lo hace actualmente, pueda, directamente, enfocarse en su faceta de artista. "A la docencia me dedico dando clases particulares, en mi casa. Antes de la música me dedicaba mucho al deporte. Hice natación, basquet, fútbol, handball. Pasé por distintos clubes, Fobal en Burzaco, Adrogué y el San Bonifacio. Y en todos participaba de competencias. Pero nunca terminé de sentir que era del todo lo mío. Y cuando llegó la música, fue algo que se instaló y no se fue nunca más", cerró.
